¿Qué es el equipo de liturgia?
Somos un grupo de personas que prestamos nuestro servicio a la comunidad parroquial preparando y animando las celebraciones en sintonía con el párroco, poniendo en el centro y como celebración más importante la Eucaristía dominical. Como nuestro obispo nos dice este año en las orientaciones pastorales, le pedimos al Señor: «Danos siempre de ese Pan» (Jn 6,34).Celebramos la eucaristía, camino de
resurrección.
Gracias a el Espíritu Santo que es el verdadero animador de toda acción litúrgica intentamos que los fieles reunidos en asamblea tomemos conciencia de pertenencia a la comunidad. Por eso, es importante el cuidado de todos los aspectos en la celebración creando un ambiente festivo de encuentro con el Señor.

En S.C. 11 se nos habla de la participación consciente, activa y fructuosa de los fieles en la sagrada liturgia. Podemos definir la participación como recibir la gracia de la celebración. La meta final de la participación litúrgica es la glorificación del Padre y la santificación del Pueblo cristiano Nos reunimos periódicamente para preparar coordinadamente las celebraciones de la comunidad y animar como agentes a la asamblea reunida en el nombre del Señor para que participe plena, consciente, activa y fructuosamente en la acción litúrgica. Si las celebraciones se preparan bien, el pueblo sale ganando en la vivencia. Conviene que haya personas encargadas de los distintos servicios, y no buscar para cada celebración entre los asistentes algunos para desempeñar dichas funciones. La estabilidad supone preparación. Por ello es de gran utilidad la existencia de un grupo de animación litúrgica que con dedicación y gran paciencia realice su función como servicio a la comunidad cristiana.
Dentro de los ministerios que se pueden ejercer en el ámbito de la liturgia está el servicio de la Palabra de Dios. Lo forman un grupo de lectores que se preparan específicamente para proclamar la Palabra de Dios. También el representante del coro acude a las reuniones para organizar los cantos de una manera acorde a la Palabra de Dios y a fiesta que se celebra.

LA LECTIO DIVINA, UN MÉTODO SENCILLO DE ORAR
“Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” Mt 7,7
La lectio divina o “lectura sagrada” es una forma de tener un encuentro con Dios a través de su Palabra, contenida en la Sagrada Escritura.
Para comenzar, creamos un ambiente de silencio. Venimos a escuchar al Señor. Para escuchar hay que callar. El silencio es un gran amigo en la Lectio Divina. No es suficiente el silencio externo, también hay que callar el barullo interior que tanto nos dispersa. Prepara tu interior para gozar la visita del Señor.
Invocación al Espíritu Santo. Lo invocamos para que abra nuestra mente y nuestro corazón y nos dispongamos a recibir la Palabra de Dios.
Proclamación la Palabra. Se lee en voz alta.
1. LECTURA PERSONAL
Releemos individualmente y en silencio con atención: ¿Qué dice el texto? ¿Qué sucede en este pasaje del Evangelio?
2. MEDITACIÓN
«Señor, ¿qué me dice a mí este texto? ¿Qué quieres cambiar de mi vida con este mensaje? ¿Qué me molesta en este texto? ¿Por qué esto no me interesa?»
O bien: «¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula de esta Palabra? ¿Qué me atrae? ¿Por qué?»
3. ORACIÓN
¿Qué le respondo yo a Dios sobre el texto? Entra en diálogo con Dios.
4. CONTEMPLACIÓN
Entrar en la presencia de Dios. Mirar a Dios y dejarse mirar por Él. ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida me pide el Señor?
Propósito: ¿Qué quieres que haga?
Hay que llevar a la vida la Palabra escuchada.
La Palabra ilumina nuestra vida, da frutos.
Nos lleva a testimoniar el amor de Dios.
Una vez realizado lo anterior pasamos a:
Compartir lo que me ha inspirado el Señor.
Con libertad, no es obligatorio.
Poner atención a lo que el Espíritu me suscita por medio del otro.
Respetar los turnos sin interrupciones y evitar caer en diálogos que nos descentren de lo principal (eso podemos hacerlo después).
Oración comunitaria: oración de acción de gracias, petición, intercesión, alabanza…

